Las emociones pueden hacer que cambie nuestra percepción en múltiples ámbitos y el trabajo es uno de ellos. No nos sentiremos igual en un entorno sano que en uno tóxico. Por esta razón, debemos intentar que el lugar de trabajo sea un espacio agradable empezando por cambiar nosotros mismos.
Así, esta semana valoramos en el artículo del blog la inteligencia emocional, una característica que es tendencia y se asienta como uno de los principales componentes del liderazgo, tal y como afirman los expertos en la materia.
– Conocerse para conocer: Antes de examinar a otros, debemos hacerlo con nosotros mismos. Es importante controlar las emociones propias, tanto a nivel consciente como subconsciente en situaciones críticas y así poder dar la mejor versión que tenemos. También será importante entender que esto no significa que debamos reprimir las emociones, sino que entendamos el momento de cada una de ellas.
– La empatía es indispensable: Una vez que conocemos nuestras emociones y sabemos canalizar cada una de ellas somos capaces de ponerlos los zapatos del otro. Así sabremos cómo actuar, aportando nuestro granito de arena a una solución que necesita un compañero y no es tan simple como apretar un botón.Esta comprensión intuitiva, que permite leer entre líneas, se traducirá en la capacidad del líder de comunicar la comprensión afectiva.
– Impulsa a los demás: Ser el motivo de que otra persona se recupere de una situación complicada, un problema personal o laboral, hará que la próxima vez vea un obstáculo como una oportunidad fruto de la inyección motivadora de levantarse tras una caída. La motivación es uno de los rasgos principales de liderazgo así como uno de los pilares de la inteligencia emocional.
Para terminar, Daniel Goleman psicólogo, periodista y escritor que vendió alrededor de cinco millones de ejemplares traducidos en treinta idiomas de su libro ‘Inteligencia emocional’, destaca que “la inteligencia emocional es la condición sine qua non del liderazgo”.