El 41,63% de los 63.875 contratos para la obtención de la práctica profesional que se firmaron durante 2022 se convirtieron en indefinidos, según los datos recogidos por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
Hoy en el blog trataremos las razones de este cambio y por qué esta alta conversión de los contratos para la obtención de la práctica profesional chocan frente a la baja convertibilidad de contratos de formación en alternancia.
- Naturaleza del contrato: la raíz de estas diferencias es que uno de estos contratos es un trabajo a tiempo parcial mientras se continúa con la formación, y porque tiene una duración de hasta dos años frente al máximo de un año del contrato para la obtención de la práctica profesional.
- Retribuciones: el contrato para titulados se retribuye de acuerdo a lo estipulado en el convenio colectivo, mientras que la remuneración del contrato para quienes aún se forman no puede ser inferior al 60 % de la fijada para el grupo profesional correspondiente el primer año, ni inferior al 75 % el segundo.
- Reglamentación: según la CEOE, el desarrollo reglamentario en los contratos para la obtención de la práctica profesional hace que las empresas prefieran convertir estos contratos en indefinidos en lugar de prorrogarlos.
- Costes: es fundamental saber que, para las empresas, los costes de mantener a un trabajador con contrato indefinido es el mismo que a uno con contrato de formación.
Estas regulaciones y conversión de los contratos de prácticas se desarrollan en paralelo a la espera de lo que ocurra con el Estatuto del Becario que, como ya hablamos en este blog, es la legislación que se encargará de poner límites a los excesos que se producen en las contrataciones de estudiantes gracias a los convenios con las instituciones educativas