Debido a la situación de emergencia sanitaria que estamos viviendo, muchas empresas en la medida de lo posible han optado por el teletrabajo, pero el teletrabajo existía antes de esta situación; de hecho la mayoría de las empresas que durante el estado de alarma apostaron por esta opción ya tenían experiencia previa en la implementación de esta metodología, aunque seguramente no tan extensivo y en unas circunstancias tan peculiares como las que estamos viviendo. En cualquier caso, es posible que a partir de ahora y en vistas de una posible regulación sea una opción que se utilizará cada vez más.
Teniendo en cuenta el marco anterior, y que probablemente la mayoría de nosotros hemos teletrabajado durante estos meses, o todavía lo estamos haciendo, tenemos que determinar una serie de pautas y rutinas para poder adaptarnos a esta metodología de trabajo y que no suponga ni para nosotros ni para las compañías para las que trabajamos un perjuicio a corto-largo plazo.
Antes de profundizar un poco en esas pautas y rutinas, te voy a pedir a ti, a la persona que está leyendo esto, que por un momento pares, cierres los ojos e imagines que estás en una playa al atardecer viendo cómo el sol se adentra en el mar y tomando uno de tus refrescos favoritos, y desde allí, vuelvas mentalmente a tu lugar de trabajo o mejor dicho, a tu lugar de teletrabajo.
¿Qué estás viendo? ¿Tu salón transformado en oficina, el dormitorio de tus hijos con tu material de trabajo invadiendo su espacio, o una habitación para ti solo en la que puedes “aislarte” y realizar tu trabajo?
Si dentro de estas opciones eres un afortunado y dispones de un espacio separado que no tengas que compartir con nadie es probable que estés más tranquilo y tu rendimiento sea mejor, pero si te encuentras en los otros dos supuestos puede que en tu caso teletrabajar no sea una solución positiva a largo plazo.
En cualquier caso, todos lo que nos encontremos en la modalidad de teletrabajo ya sea voluntaria como impuesta por las circunstancias en la que nos encontramos, tenemos que tratar de que no nos perjudique.
¿Qué podemos hacer?
Tanto las compañías como sus empleados tenemos que ser responsables y cumplir con nuestras obligaciones y que nada de lo que hagamos vulnere nuestros derechos como trabajadores o lleven a las empresas a situaciones insostenibles debido a una mala organización de los equipos de trabajo.
Desde esta perspectiva, como trabajador te recomiendo:
- Que tengas un espacio individual en el que realices tu trabajo, a ser posible separado de la parte de la vivienda en la que realizas tus actividades cotidianas como comer y ver la tele, o del dormitorio. De esta manera, cuando acabes tu jornada laboral será más fácil desconectar del trabajo “dejándolo en otra estancia”.
- Descansar de vez en cuando, levantarse para estirar las piernas y apartar la vista del ordenador ya que en mu chas ocasiones el exceso de volumen de trabajo y el hecho de encontrarte en tu propia casa hacen que te sientas más presionado por cumplir con tus objetivos o inclusos superarlos por el posible temor a que tus responsables por el hecho de no encontrarte físicamente en la oficina piensen que tu rendimiento haya disminuido.
- Seguir una rutina diaria. El teletrabajo nos ahorra tiempo en el traslado a la oficina pero a la vez hace que al no tener que realizar ese traslado nos levantemos y en muchas ocasiones por pereza nos quedamos en pijama hasta el primer descanso que hacemos o incluso en el peor de los casos quedarnos con esta vestimenta durante toda la jornada laboral.
- En estos casos te recomiendo que aunque te quedes trabajando en casa sigas las mismas pautas de higiene personal que si no lo tuvieras que hacer. Nadie te dice que cumplas con el “dress code” de la oficina pero con una vestimenta cómoda que no sea la misma con la que duermes es suficiente.
- Intenta delimitar muy bien los tiempos, es decir, cuando acabes tu jornada laboral realiza las mismas actividades que realizabas antes al llegar a casa. Haz deporte, visita a tu familia o amigos…
Y por otro lado, qué pueden hacer las empresas por sus trabajadores?
- Valorar a los empleados. Es muy importante tener un equilibrio entre exigencia y valoración. El hecho de trabajar desde casa no debería ser la excusa perfecta para que las empresas presionen más a los trabajadores y les controlen minuto a minuto. También es importante hacer que los empleados de una compañía tengan un feedback por parte de la empresa e incluir en ese feedback los méritos también, no solamente los errores que se comenten.
- Respetar los horarios de trabajo asegurando el derecho de desconexión, la conciliación de la vida personal y profesional, y no considerar que por el hecho de “estar en casa” debes quedarte más tiempo trabajando simplemente por cumplir con la moda del “always on” y aceptar el estrés crónico como nueva norma.
- Dotar a los trabajadores de equipos de trabajo y material ergonómicos como por ejemplo sillas y mesas. De esta forma se evitarían posibles casos de trastornos musculoesqueléticos, aumento del estrés y por consiguiente disminución del rendimiento que claramente perjudica tanto a la empresa como al trabajador.
Y finalmente, ¿qué pueden hacer ambas partes además de lo que se recomienda anteriormente?
Para que la modalidad de teletrabajo sea un beneficio tanto para los trabajadores como para las empresas, tiene que existir sinergia entre ambas partes y una buena comunicación en ambas direcciones debería ser la clave del éxito para que el teletrabajo se quede con nosotros.
Artículo escrito por Cristina Sandu Gherghe. Graduado Social. Técnico en Prevención de Riesgos Laborales.